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VIDEO: Tuvo cáncer, volvió al boxeo y a los 41 sueña con ser el rey de los pesados

Big Bang Zhang lo llaman. Cuando se lo mira desde cierta distancia, parece más un pivote de básquetbol o un forward de rugby. Pero es boxeador. Pesado y de mano pesada. Mide casi 2 metros (1,98m), su peso oscila entre los 116 y 118 kilos y no es precisamente joven: ya anda por los 41. Empezó tarde en el pugilismo profesional: hace diez años. Es todo un personaje, además, porque resulta una auténica mole china.

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En su carrera, con 29 peleas, no tenía un rival de fuste. Hablamos de una categoría en la que están los Oleksandr Usyk, los Tyson Fury, los Anthony Joshua o los Andy Ruiz, por citar nombres que resultan familiares. Pero el combate con el estadounidense Deontay Wilder, de 38 años, era una buena referencia. Un hombre de 47 peleas, con 43 victorias (42 por KO), 3 derrotas y un empate. Muy recordado por su triplete de duelos con Fury (un empate y dos caídas demoledoras que le cambiaron la vida, para mal).

La derecha de Zhang llega plena al rostro de Wilder, que padeció la potencia del asiáticoMark Robinson – Getty Images Europe

Los números del zurdo Zhiley Zhang imponían respeto: 26 victorias (21 KO), 2 caídas y un empate. El chino volvía al lugar donde sufrió su última derrota, en marzo de este año, frente a Joseph Parker, por puntos en fallo dividido: el Kingdom Arena, de Ryad, en Arabia Saudita.

Un duelo con aroma a KO. El poderío de Wilder no estuvo en duda hasta que perdió dos de sus tres peleas con Fury. Sufrió demasiado en esos duelos, el último de ellos en 2021. A tal punto de que sólo realizó un combate en cada uno de los años subsiguientes: venció a Robert Helenius por KO en 2022 y cayó frente a Joseph Parker por puntos, en fallo unánime, en 2023. Para él también era una prueba decisiva. Para mostrarle al mundo si estaba recuperado. O no.

Deontay Wilder conmocionado por la potencia de Zhang: quiso seguir, pero no estaba en condicionesMark Robinson – Getty Images Europe

Luego de cuatro rounds en los que hubo algunos cruces fuertes, de los que Zhiley Zhang salió mejor posicionado, en el quinto llegó la definición. Cuando restaban 1m26s para el final del asalto, un derechazo del chino llegó pleno al mentón de Wilder y lo hizo dar vuelta sobre sus pies, totalmente confundido. Un nuevo impacto de Zhang lo envió a la lona. Y a pesar de que hizo un esfuerzo por levantarse y pretendió seguir la lucha, el árbitro no le dio el pase y decretó el KO en favor del chino. Fue un desenlace a pura pimienta del asiático, que así logró la victoria más importante de su carrera.

Cuando se le vino el mundo abajo

Un pugilista cuya historia contó hace un tiempo LA NACION. Zhang, que conoció el boxeo cuando tenía 20 años en la Universidad, quiere convertirse en el octavo campeón mundial de su país, el primero en la categoría máxima, que tiene al ucraniano Usyk como líder afianzado, sobre todo luego de su triunfo frente a Fury. De lograrlo, desplazaría del sitial de idolatría pugilística absoluta a su compatriota Zou Shiming, cuyos brillantes logros lo catapultaron al cine, participando en Transformer: La era de la extinción.

¿Cuándo trascendió Zhang en el ámbito pugilístico? Fue en 2008, al ganar la medalla plateada en los Juegos Olímpicos de Pekín. No pudo en la final con el italiano Roberto Cammarelle. Buscó revancha en Londres 2012, aunque ahí le tocó quedar eliminado por el futuro campeón, Anthony Joshua. Y como amateur, venció al californiano Andy Ruiz. Es decir, a los grandes nombres se los cruzó en el campo aficionado. En el rentado, Wilder es el primer rival de los trascendentes.

Zhilei Zhang celebra su gran triunfo en RyadMark Robinson – Getty Images Europe

Atrás quedaron aquellos tiempos en los que, radicado en Nueva Jersey, una visita médica le entregó un escenario temible: un tumor en las tiroides. Todo parecía terminarse a nivel deportivo, pero la incertidumbre mayor era si sortearía semejante obstáculo del destino. De pronto, el mundo se le había venido abajo y presagiaba lo peor. Una cirugía le modificó el mapa, ahuyentó los pronósticos agoreros y hasta le permitió volver al boxeo. A partir de ahí, fue convirtiéndose en un personaje atractivo para las cadenas de TV, por su tamaño, su pegada y su condición de asiático, una rareza en el peso máximo. -LN-

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