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Buscan a un joven salteño desaparecido de una finca en Bolivia 

Maximiliano Pastrana es oriundo de Tartagal, tenía 30 años al momento de su desaparición, el 23 de marzo último, y cumplió 31 años el 29 de abril. Estaba trabajando como casero en una finca ubicada en Comunidad Los Zotos, entre las ciudades de Yacuiba y Villamontes, en Bolivia

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La propiedad es de Roxana Castedo, hermana de los conocidos narcotraficantes del Clan Castedo y expareja de Mario Morfulis Herrera, uno de los mayores proveedores de cocaína. La última vez que se lo vio a Maximiliano estaba con el hijo de esta mujer, Ricardo Federico Castedo, y otras personas.

El padre de Maximiliano, Jesús Pastrana, contó a Salta/12 que junto a su esposa llevan más de tres meses buscando a su hijo y hasta la fecha no saben nada de él. Hicieron la denuncia en el Estado Plurinacional de Bolivia, ante la División de Tráfico y Trata de Personas de la policía dependiente de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC),  en Yacuiba, donde el sargento primero Pablo Espíndola quedó a cargo de la investigación. El padre dijo que el fiscal que interviene, Samuel Mamaní Romero, se ha negado a detener a las personas sospechadas de estar involucradas en la desaparición.

«En Tartagal nadie me quiso tomar la denuncia, diciendo que no fue un hecho ocurrido en Argentina. Calculo que me tendrían que haber tomado la denuncia porque es un ciudadano de Tartagal. Fui a verlo al doctor (Armando Cazón, fiscal de Salvador Mazza), me dio la espalda, me dijo que andaba ocupado, que no podía atenderme, que no podía hacerse cargo de esto», relató el padre.

«(En la Policía boliviana) dicen que ella (Roxana) está en todo (el itinerario de la trata). Ella lo llevó (a Maximiliano), lo hizo pasar ilegalmente, lo llevó a trabajar ilegalmente y desaparece de su propiedad», sostuvo Jesús Pastrana. La acción tipificada como delito de trata en el Código Penal argentino consiste en ofrecer, captar, trasladar, recibir o acoger personas. En el caso de Maximiliano, según lo que relata su padre, las tres primeras acciones se cometieron en Argentina.

El padre también denunció la desaparición del joven «en el Consulado argentino que está en Bolivia y en el Consulado de Bolivia que está en Salvador Mazza (Argentina)». «No me ayudaron en nada», sostuvo.

Maximiliano ingresó a trabajar en la finca de Roxana Castedo el 25 de febrero de este año. «Él buscaba trabajo de casero, ya había hecho esos trabajos. Publicó en facebook que buscaba trabajo. Lo contactan», relató su padre, quien aseguró que no sabía de los vínculos de Roxana Castedo con el narcotráfico, y se enteró después de la desaparición de su hijo. Tanto Jesús como su esposa ni siquiera quieren tocar ese tema, porque tienen mucho temor.

Sin embargo, aún conmociona en el norte salteño, el crimen de Liliana Ledesma, la campesina que se atrevió a denunciar a los Castedo y al entonces diputado provincial José Ernesto Aparicio y luego fue asesinada en 2006. 

Maximiliano fue a la finca ubicada en Bolivia junto a su pareja, Brenda Gorosito, y a la hija de 2 años de edad que tienen en común. Allí convivían en la misma casa con el hijo de la dueña, Ricardo Federico Castedo, de aproximadamente 35 años de edad.

«Todos los días que puedo viajo a buscar a mi hijo»

Jesús Pastrana relató que acompañó a su hijo en la primera entrevista con Roxana Castedo, en Salvador Mazza, porque quería saber a dónde iban a llevarlo. Dijo que al comiento todo iba bien. «La última vez que lo veo es el viernes 22 de marzo. Él me llama diciendo que se venía a Pocitos a buscar unas cosas para la finca. Viajamos con mi esposa a Pocitos, nos encontramos con él, charlamos 40 minutos. A las 17.30 él se va. A las 21 se comunica conmigo», relató Jesús. Hasta allí no notó nada extraño.

El 23 de marzo era sábado, Maximiliano se comunicó por última vez, alrededor de las 18, mediante una videollamada desde el teléfono de Federico Castedo. Jesús explicó que su hijo estaba sin teléfono porque se le había roto la pantalla y se lo dio para que lo hiciera arreglar.

«Ese día estaban compartiendo con Noelia Martínez, que vive en Yacuiba, que había alquilado el lugar. Cuando mi hijo me hace la videollamada, enfoca a las personas que estaban, tres masculinos y otras femeninas más. Después, cuando desaparece mi hijo, la esposa de él me dice que eran 10 personas, tres masculinos y las otras mujeres mayores de edad y la hija de Martínez, que tenía 7 o 9 años», contó Jesús.

El 23 de marzo era el día del Censo Nacional de Población y Vivienda en Bolivia, estaba prohibido el tránsito y desplazamiento de personas. Según Jesús, Martínez no tendría nacionalidad boliviana pero reside en Yacuiba donde es propietaria de un bar.

Por otro lado, Brenda, la pareja de Maximiliano, le aseguró a Jesús que como a las 23 vio que su marido seguía compartiendo con Federico Castedo y las otras personas.

El domingo 24 el padre se comunicó con Federico Castedo para preguntar por su hijo y éste le dijo: «Maxi se fue anoche», y lo mismo le diría Roxana.

Jesús dijo que el lunes 25 fue a la casa de Roxana en Salvador Mazza para insistir consultando sobre el paradero de su hijo y allí se encontró con su nuera y su nieta, y supo que ambas habían sido llevadas por esta mujer.

Jesús denunció la desaparición de su hijo en Yacuiba y luego fue a la finca. «No encuentro a nadie pero estaba todo abierto. Me caminé todo lo que es la finca, traté de observar, ver si había rastros de algo, alguna violencia, no encontré nada», relató. Además, después recorrió instituciones sanitarias y comisarías en busca de Maximiliano.

«Desde ese día viajo todos los días que puedo a buscar a mi hijo», sostuvo. Detalló que en Bolivia se hicieron allanamientos en la casa de Martínez y se le secuestró el celular y mucho dinero. También allanaron la propiedad de Roxana Castedo pero solo secuestraron dos teléfonos de los nuevos caseros.

Amenazas

El padre de Maximiliano contó que después de los allanamientos recibió amenazas de Roxana, quien le llamó reprochándole: «¿quiénes se creen ustedes que me mandan a allanar la finca? ¿Qué se piensan? (…). Ya los quiero ver a ustedes, a ver qué van a hacer ahora». «Le corto y me empezó a mandar mensajes: ‘ya van a ver, si llega a aparecer Maxi vamos a ver qué hacemos nosotros‘», relató.

Jesús Pastrana añadió que también su nuera recibió amenazas de Roxana. «Hace 20 o 25 días, nos vamos a buscar a mi hijo», de regreso debían reencontrarse en Salvador Mazza. Pero cuando la joven llegó, Roxana y a su marido, Oscar Navarro, la esperaban en un auto. Según indicó Jesús, Roxana le dijo a su nuera: «¿vos qué hacés?, ¿con quién andás? ¿Ustedes qué se creen?, ¿qué tienen que ir a denunciar?, ¡si supieran dónde está Maxi, si supieran dónde anda! Pueden ir a mi finca. Busquen donde busquen no lo van a encontrar».

«Todo eso lo expuse en la policía. No me quieren tomar la denuncia», sostuvo Jesús. Precisó que fue a la Comisaría 42 de Tartagal y allí se negaron a tomarle las denuncias «acá no cuento con nadie», lamentó. 

Contradicciones sospechosas

Según contó Jesús Pastrana, Federico Castedo declaró que el 23 de marzo «se durmió temprano», y negó haber estado hasta las 23 con Maximiliano. Por otro lado, Noelia Martínez, al ser interrogada por las autoridades, «se contradijo diciendo que había dos personas, un hombre y una mujer, con quienes habló del bar, pero contestó que no sabía el nombre de esas personas».

El padre dijo que en la investigación, cuando se intentaba acceder a los teléfonos móviles, Martínez buscaba excusas para no dar la contraseña de su teléfono, pero a la vez se contradecía negándose a que lo revisaran afirmando que tenía «cosas prohibidas y privadas de ella».

Asimismo, Jesús contó que la apertura del celular de Federico Castedo se frustró dos veces, primero porque no tenía batería, después porque «tenía contraseña» y el titular no estaba. Y finalmente, cuando se cita a Federico y a sus caseros para la revisión de tres teléfonos, «los tres celulares tenían desde el 8 de marzo, el mes en que desaparece mi hijo, al 19 de abril, todo borrado. Los limpiaron».

Recordó asimismo que Roxana le había comentado que Navarro es técnico y experto en tecnología, que sabe hackear celulares y redes sociales. Añadió que a Roxana no le secuestraron los teléfonos, y si bien él mismo la vio usando al menos tres celulares, al acudir a la citación de la policía, ella «fue sin celular, dijo que se encontraba sin batería y lo dejó cargando en su domicilio».

Por otra parte, Jesús Pastrana contó que un amigo de su hijo le aseguró haberlo visto el martes 26 de marzo en «Pocitos boliviano». Al igual que una chica de Tartagal afirmó que lo vio el lunes 25 «en una de las quebradas de pasadas ilegales».

«Algunos me comentan por facebook ‘Lo vi en tal parte'», indicó además el papá, pero señaló que se trata de desconocidos que después lo bloquean y pese a que el sargento que investiga averigua, les manda mensajes o intenta ubicarlos, no logra dar con esas personas.

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