Cayetano Santos Godino, alias el «Petiso Orejudo», es sin dudas el asesino de chicos más feroz que pudo tener el país, ya que con apenas 15 años fue el autor de los crímenes de cuatro niños, siete intentos de homicidio y el incendio de siete edificios. El apodo era evidente dado que sus orejas sobresalían de su cara enmarcada y hasta incluso algunos médicos creyeron que en el tamaño de las mismas radicaba su maldad. Por eso, de grande fue operado con el objetivo de achicarlas, pero el resultado no cambió nada.
Mucho violencia de niño
Fiore Godino y Lucía Rufo eran inmigrantes italianos que llegaron a la Argentina en 1888 y tuvieron 10 hijos, entre ellos a Cayetano, el 31 de octubre de 1896. De chiquito mostraba mucha violencia y a muy corta edad ya había intentado matar a varios pequeños, a tal punto que su papá pedía que la policía lo detuviera.
Con solo 8 años llevó engañado a un niño de casi 2 años llamado Miguel de Paola a un baldío, donde le pegó varias veces con una piedra en la cabeza y lo arrojó a una planta con espinas. No lo mató porque un vigilante lo descubrió y llevó a ambos chicos a la comisaría, de donde luego serían retirados por sus respectivos padres.
Al año siguiente agredió a Ana Neri, una vecina de apenas 18 meses, a quien llevó hasta un terreno baldío en donde la golpeó varias veces en la cabeza con una piedra y nuevamente fue descubierto por un policía. El uniformado lo detuvo pero fue dejado en libertad esa misma noche por su corta edad.
Falleció el 15 de noviembre de 1944
En 1912 asesinó a tres niños: los dos primeros fueron Arturo Laurora y Reina Bonita Vainicoff. El primero fue el de un niño de 13 años hallado muerto a golpes y estrangulado en una casa vacía en enero de 1912, mientras que dos meses después fue el turno de una nena de 5 años, quien fue prendida fuego y falleció al poco tiempo debido a las quemaduras.
Ese mismo año fue el crimen de Gesualdo Giordano, quien no llegaba a los 4 años, y allí cayó detenido en manos de la Justicia el «Petiso Orejudo». Giordano desapareció de la puerta de su casa y su cadáver apareció en un baldío, estrangulado con un piolín y con un clavo en la sien. La imagen horrorizó a la población, que ya acusaba a Cayetano por el horroroso crimen.
Los vecinos denunciaron que la última vez que habían visto a Gesualdito caminaba de la mano con Godino, por lo que la policía lo detuvo el 4 de diciembre y momentos después el acusado confesó sus crímenes, más allá de no sentir remordimientos.
Murió joven
A los 15 años fue procesado por los asesinatos de los niños Arturo Laurora, Reina Bonita Vainicoff y Jesualdo Giordano. Existió un cuarto homicidio atribuido a este asesino serial, el de María Rosa Face (3), en 1906. El que sería el primer asesinato de Godino pasó desapercibido y solamente sería descubierto años después cuando él lo confesó. De penal en penal, su último traslado fue a la “cárcel del fin del mundo”, en Ushuaia, -hoy es un museo- donde cumplió su condena por “cuatro homicidios, siete tentativas de homicidio frustradas por las circunstancias, siete incendios intencionales, algunos muy graves”. El 15 de noviembre de 1944, a los 48 años, murió en la cárcel, presuntamente a causa de una hemorragia interna.
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