«A los niños esta maestra los maltrata, los violenta psicológicamente, y a otros directamente les pega. Un nene se hizo pis en clases porque a ella se le ocurrió no darle permiso para que salga al baño y da clases con su marido dentro del aula. Eso sucedió el año pasado y este año esta docente se tomó vacaciones todo el año y ahora volvió como si nada».
La denuncia de las mamás de los nenes de segundo grado de la escuela Luis María Preti de Tartagal es contundente, como también es la decisión de exigir que los directivos del establecimiento, ubicado en la zona este de Tartagal, adopten medidas para proteger a los niños y que la docente Zulema Zuruguay -ni su marido- estén nunca más frente al grado.
Pero si hay algo que los papás de los nenes lamentan «es que la maestra suplente que estuvo con nuestros niños tenga que dejar el aula porque esta mujer regresó a retomar su puesto. La maestra Rocío es excelente; los chicos la adoran y nosotros como papás vemos qué dedicada y buena docente es. Ella fue la que sostuvo emocionalmente a los chicos. Para nosotros como papás era una pelea tener que convencer a los chicos que vengan a clases mientras Zulema estaba al frente del aula. En mi caso mi nene todos los días me decía «mamá, me duele la cabeza no quiero ir a la escuela, y yo sabía que era su forma de expresar lo mal que se sentía con esa mujer», explicó la mamá de un niño que asiste al 2º grado.
Paros y carpeta médica
Las mamás explicaron que sus niños «hicieron el prejardin y el jardín en pandemia. Cuando les tocó primer grado esta maestra si no estaba de paro vivía con carpeta médica. Y el poco tiempo que vino a trabajar los maltrataba. En el caso de mi nene cuando hacía mal la tarea lo llevaba adelante para humillarlo y le decía que él era ciego y que su mamá tenía que llevarlo al oculista. Mi hijo de la visión está perfectamente bien, no necesita anteojos, pero ella lo humillaba delante de todos los compañeros».
Otra de las mamás explicó que «el trato que tenía con los niños era malísimo; solo se comunicaba a los gritos, haciéndoles mala cara, malas expresiones. Cuando un niño cometía un error le arrancaba la hoja con violencia y le ponía unos carteles enormes en el cuaderno con la intención no de enseñar, sino de hacer sentir mal a los chicos».
Otra mamá que se instaló en las puertas de la escuela Preti precisó: «Hablamos el tema con la directora, la señora Mirta Barkat y ella la justifica diciéndonos que no está bien de salud, que está bajando de peso. Lo que nosotros como papás opinamos es que si está tan enferma como dice la directora, que siga tomando su licencia por tratamiento médico, como lo hizo prácticamente todo el año pasado. Este año desde que comenzaron las clases comenzó con sus licencias, pero la semana pasada nos enteramos de que volvía a la escuela y no podemos permitir que nuestros chicos sean maltratados por una persona que no está en condiciones de estar con niños»
Las mamás aseguran que «en estos meses en que los chicos estuvieron con la maestra Rocío, que cubría la suplencia, los chiquitos aprendieron a leer, a escribir, aprendieron matemáticas y algunos hablan mucho mejor. La seño Rocío trabaja de manera impecable, siempre habla con nosotras, nos explica los progresos de los chicos. La maestra Zulema jamás nos llamó a una reunión ni siquiera para explicarnos que su marido iba a estar dentro del aula con nuestros niños. Y la directora tampoco jamás nos informó que ese hombre iba a estar con nuestros niños, cuando la escuela debería hacernos partícipe a los papás de estas decisiones».
Actas permanentes
Finalmente precisaron que desde hace meses «nos vamos en hacer actas y más actas, exponiendo nuestra preocupación por el maltrato a nuestros hijos y la presencia de ese hombre dentro del aula. No sabemos si esas actas mueren acá en la dirección o si se han elevado al Ministerio de Educación. Si fue así significa que el bienestar y la seguridad de nuestros hijos para las autoridades educativas no vale nada. La directora nos pide que tengamos paciencia, pero nosotros necesitamos que los chicos terminen el año con la señorita Rocío Acosta, tranquilos, felices y aprendiendo, y no asustados y angustiados como están ahora».
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