El anuncio del presidente estadounidense Joe Biden del paquete de US$ 800 millones en ayuda militar a Ucrania, incluidas miles de las controvertidas bombas de racimo, prohibidas en 120 países, sacudió a la agenda internacional.
En realidad tanto los ucranianos como los rusos han usado bombas de racimo desde que las fuerzas de Moscú invadieron en febrero de 2022. De hecho, Human Rights Watch aseguró que ambas naciones han matado a civiles con el uso de estas bombas de racimo en la guerra hasta el momento, y duda de calificarlos como crímenes de guerra.
No sin razón. El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional establece como crimen de guerra “los ataques intencionados contra la población civil y contra bienes civiles que no constituyen objetivos militares”, entre otros actos como homicidio intencional, la tortura, la deportación o el traslado ilegal o el confinamiento ilegal de personaso asesinato de prisioneros de guerra.
Turquía ya había mandado aquella arma de destrucción de la guerra fría a Ucrania en enero de 2023 ante la negativa de USA, según Foreign Policy.

Pero funcionarios ucranianos han presionado a EE.UU. para que proporcione sus municiones de racimo desde el año pasado, argumentando que eso daría más municiones a los sistemas de artillería ayudarían a reducir la superioridad numérica de Rusia en artillería.
Ahora ante la lenta contraofensiva de Ucrania y las amenazas de Rusia y China, parece que reculó pero para seguir alargando el conflicto bélico. El pentágono argumentó: “Deberíamos preocuparnos menos por las bombas de racimo que por la posibilidad de una victoria de Rusia”.
¿Qué es una bomba racimo?
Una bomba de racimo, bomba de dispersión o submunición es una bomba de caída libre o dirigida que puede lanzarse desde tierra, mar o aire. La cualidad de esta es que contienen un dispositivo que libera un gran número de pequeñas bombas o submuniciones al abrirse.
Una sub munición también puede contener una carga explosiva para perforar blindajes (se usan para destruir tanques), 1 cartucho con aproximadamente 300 fragmentos de metralla ordenados en líneas precisas y 1 anillo incendiario de circonio para iniciar incendios.
Su peligrosidad reside en que estas mini bombas no matan solo a soldados, sino, sobre todo, también a civiles, entre ellos, a gran cantidad de niños de manera indiscriminada con sus fragmentos de metralla o incendios.
Eso se debe a las tasas de fallo de explosión que, en teoría, son inferiores al 2,35% en las municiones más modernas. Décadas después de ser lanzadas, las bombas que no explotaron se pueden transformar en una trampa mortal, según la organización humanitaria Handicap International.

Después de la guerra, las bombas enterradas sin explotar pueden entonces ser detonadas por la actividad civil años o incluso décadas más tarde siendo peligrosas para las generaciones futuras especialmente para los niños por sus formas llamativas, que confunden con juguetes u otros objetos inofensivos. «Pueden matar y mutilar años después. Por eso su uso debe cesar», defienden en las ONGS. Muchos las entienden a las bombas racimo como «minas» o trampas mortales.
Según un artículo en el sitio web de Armor del Ejército de USA, las DPICM (Munición Convencional Mejorada de Doble Propósito que Washington dará a Kyiv se disparan con obuses de 155 mm, y cada proyectil lleva 88 minibombas. Cada submunición tiene un alcance letal de unos 10 metros cuadrados, por lo que un solo proyectil puede cubrir un área de hasta 30.000 metros cuadrados, dependiendo de la altura a la que libere las bombetas.
Origen, antecedentes
Por sus capacidad destructiva contra los civiles, más de 100 países (incluidos las potencias de la Unión Europea) prohíben su uso en La Convención sobre Municiones en Racimo desde el 30 de diciembre de 2008 en Oslo, Noruega.
Sin embargo las grandes potencias mundiales no forman parte de la convención, entre ellas, Rusia, Estados Unidos, China, India y Pakistán.
¿De qué sirve aquella convención si las mayores potencias militares, las que podrían desatar una guerra masiva y las que dictan la gobernanza global, se rehúsan a adherirse?
Aquellas bombas de racimo fueron diseñadas por primera vez durante la 2da guerra mundial, La primera por la Alemania nazi denominada SD 2 o Sprengbombe Dickwandig 2 kg, comúnmente conocida como la bomba mariposa.
Al cabo de unos años, la tecnología de las bombas de racimo ya se había desarrollado de manera independiente en varios países: Estados Unidos, Rusia e Italia y 30 más
Desde la década de 1970 hasta la década de 1990, las bombas de racimo se convirtieron en municiones lanzadas desde el aire por muchas naciones, en una amplia variedad de tipos.

Varios países han usado este tipo de bomba en conflictos diferentes a pesar de causar problemas muy serios bajo el derecho humanitario internacional. Ucrania las ha usado en contra de Donetsk, Rusia las usó en Chechenia y ahora Ucrania, También Israel las usó en el Líbano en el año 2006 y Gaza en 2009.
Estados Unidos fabricaron una copia de la SD 2 y la utilizaron ampliamente en la Guerra de Corea y en la Guerra de Vietnam; fue denominada M83 Butterfly Bomb. USA lanzó 260 millones de pequeñas bombas sobre Laos, lo que lo convirtió en el país con más minas de todo el mundo.
De acuerdo con el Monitor de Municiones de Racimo de 2021, actualmente hay todavía 16 países que fabrican supuestamente submunición, o planean hacerlo en el futuro. Entre ellos, están Egipto, Brasil, China, Grecia, India, Irán, Israel, Corea del Norte, Pakistán, Polonia, Rumania, Rusia, Singapur, Corea del Sur, Turquía y Estados Unidos.
USA, Rusia y Ucrania
El Pentágono, a pesar de las advertencias humanitarias y el riesgo contra los civiles que conlleva, intentó justificar el envío de bombas de racimo a Ucrania. Aseguró que el plan de Ucrania para usar las armas es muy diferente de cómo Rusia las ha estado utilizando en la invasión. En otras palabras, afirmaron que Ucrania les garantizó que no las detonarán en “entornos urbanos poblados por civiles y que registrarán los lugares en los que utilicen estos proyectiles”. Incomprobable.
La otra cara de la hipocresía, el Kremlin, repudió el envío de bombas de racimo a Ucrania, a pesar de que Rusia las usa y produce desde la invasión. “Esta es otra manifestación flagrante del curso agresivo anti-ruso de los Estados Unidos, dirigido a la máxima prolongación del conflicto en Ucrania y la guerra al “último ucraniano. Este es un gesto de desesperación y evidencia de impotencia en el contexto del fracaso de la tan publicitada «contraofensiva» ucraniana.»
“Este es un intento cínico de prolongar la agonía de las actuales autoridades ucranianas, independientemente de las bajas civiles”.
Así las cosas, la guerra interminable se sigue prolongando y sus consecuencias prometen ser devastadoras. Tanto Washington como Moscú, Kiev y Ankara serán responsables de quienes morirán a causa de las explosiones minadas, incluidos los niños rusos y ucranianos.-U24-
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