Los testimonios son espeluznantes. Son chicos o chicas de entre 11 a 17 años detenidos en internados por su participación en grupos del crimen organizado en México, en especial en los sanguinarios Carteles del narcotráfico o en pandillas.
Muchos de ellos fueron sicarios, como Leonel. Aprendieron a matar siendo niños. Algunos sentían que cuando asesinaban estaban jugando al Call of Duty, un videojuego bélico pero en la vida real y donde el “game over” era la muerte. Su relato crudo provoca escalofríos.
“Una vez que secuestrábamos a la víctima el primer paso era obtener información. Si la obteníamos rápido le iba bien a la víctima. Un tiro en la cabeza y ya. Si se rehusaba recurríamos a la tortura. Los cortaba de abajo para arriba. Primero los pies, puedes ir quitando dedo por dedo o las puras uñas. La tortura a veces duraba varios días (…) Lo más difícil era cuando te rogaban por sus vidas. Dentro del Cartel te enseñaban eso: a ser despiadado”, contó Leonel, hoy recluido en un centro de menores.
Su testimonio está incluido en el estudio titulado “Niñas, niños y adolescentes reclutados por la delincuencia organizada” en México realizado por la ONG Reinserta, que entrevistó a decenas de estos chicos y chicas en distintos centros de detención del país nortemericano.
El testimonio de Leonel fluye sin remordimiento: “Poco a poco se te va quitando la humanidad. Y ya después pensaba: no los voy a estar acariciando, ni que fueran perros. Y les cortaba un dedo. No me arrepiento de lo que hice. Lo hecho, hecho está”, afirmó.
Pero este no es el único relato recogido en un estudio de decenas de páginas que se puede leer completo en el sitio de la ONG (www.reinserta.org).
Fuente: TN
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