Según las creencias religiosas, la aparición de la venerada imagen de la Virgen, tuvo lugar entre los años 1618 y 1620 en una gruta de Choya, Departamento Capital de la provincia de Catamarca. Formaban la población de Choya españoles encomenderos y pueblos originarios en su gran mayoría cristianos que vivían de la labranza y del pastoreo.
Un originario de los encomendados al servicio de Don Manuel de Salazar, un día percibió voces. Eran indiecitas que caminaban recelosas, temiendo que alguien las sorprendiera. Llevaban lámparas y flores de la montaña. Como era de noche regresó a los ranchos de Choya. A la mañana siguiente regresó al paraje, y dio con las huellas y encontró un sendero que, se veía, era muy transitado. Caminó 5 kilónetros, remontando la quebrada cuando a unos 7 metros de altura apareció un nicho de piedra bien disimulado. Al fin del nicho había rústicos asientos y restos de fogones, e incluso huellas de danzas. Trepó al nicho y al fondo encontró una imagen de la Virgen María. Era pequeñita, muy limpia, de rostro moreno y manos juntas. Después de varios meses y de estar seguro de su descubrimiento, le cuenta todo a su amo. Le dice que la veneraban, que estaba allí entre las piedras, que era morenita como los indios y que por eso la querían y que él también había aprendido a quererla.
Las celebraciones en su honor fueron cada año más multitudinarias en el Norte Argentino, la VIRGEN DEL VALLE fue declarada Patrona Nacional del Turismo. Con el tiempo, y debido a la importancia del evento es que cada año en todo el territorio de la Argentina se decretó FERIADO NACIONAL.
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Seńor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén
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