¿Una mujer llegó a ser papa en la Edad Media? En la historia milenaria del papado, pocas figuras despertaron tanta fascinación como la llamada papisa Juana. Se trata de un relato que combina drama, misterio y escándalo, y que, si bien carece de pruebas documentales, perduró durante siglos en el imaginario popular y en los rumores de los pasillos del Vaticano.
La historia aparece en la Chronica Universalis Mettensis, escrita por el dominico Jean de Mailly a principios del siglo XIII. En ese texto se describe a una mujer, disfrazada de hombre, que habría escalado en la jerarquía eclesiástica hasta convertirse en papisa.
Este primer relato carece de nombres y detalles. Pero poco después el obispo y cronista polaco Martín de Opava aportó una versión más elaborada y novelesca. Según el obispo, la mujer ocultó su identidad hasta quedar embarazada y dar a luz durante una procesión entre San Pedro.
Tras su muerte, se decía que fue enterrada en el mismo lugar del parto, y que desde entonces los papas evitaban esa calle por vergüenza histórica.
La segunda carta del tarot, La Sacerdotisa, es conocida también como La Papisa. (Foto: Spencer Collection-National Geographic)
Pero, ¿qué tan cierta es esta historia? Los investigadores coinciden en que probablemente se trate de una invención. “No hay registros contemporáneos al supuesto episodio y las fechas no coinciden con los pontificados documentados”, explicó a TN el padre Hernán Giudice, profesor en la Facultad de Teología de Buenos Aires.
“Estamos hablando de una época particular, la edad de fierro del pontificado. Fue un tiempo turbulento y confuso, con papas jóvenes, con vínculos familiares dentro del poder eclesiástico, e incluso con mujeres influyentes que manejaban los hilos desde fuera del trono de San Pedro”, enfatizó.
A esa falta de registros se suma otro elemento clave: en las fechas en que supuestamente reinó Juana, los documentos muestran con claridad quiénes eran los papas. Todos varones.
“Además, se cree que la aparición de esta leyenda podría responder a intereses políticos de la época, como una forma de crítica al poder papal, especialmente tras la muerte del emperador Federico II, que había mantenido fuertes tensiones con la Iglesia. No es casual que en ambientes protestantes, especialmente durante la Reforma, se utilizara esta historia para desprestigiar a Roma“, señaló Giudice.
En el Museo Vaticano, se encuentra conservada una de estas famosas butacas con el agujero en el centro. (Foto: X / @Liviaenroma)
Uno de los símbolos más notorios que se asoció a esta leyenda fue la existencia de una silla con un orificio en el asiento —la sedia stercoraria—, supuestamente utilizada para verificar los atributos masculinos de los nuevos papas.
Aunque la silla existe y puede verse en el Museo Vaticano, no hay pruebas de que haya tenido esa función, ni que esté relacionada con Juana.
En el ámbito cultural, la figura de la papisa también llegó a las cartas del tarot: la segunda carta del mazo es La Sacerdotisa o La Papisa. Aunque algunos la vinculan con esta leyenda, otros interpretan su presencia como un símbolo del poder femenino reprimido en la Iglesia.
Así, la historia de la papisa Juana sobrevive más como símbolo que como hecho. Tal vez sea el secreto mejor guardado del Vaticano. O simplemente, el más famoso de sus mitos.
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