Durante el mediodía del jueves 1° de mayo, coincidiendo con el feriado por el Día del Trabajador, un fuerte movimiento sísmico sacudió a la provincia de La Rioja. El evento telúrico, que tuvo una magnitud de 5,9 grados en la escala de Richter y una profundidad estimada de 10 kilómetros, generó alarma en la población y fue percibido también en provincias vecinas como Córdoba y Tucumán.
El temblor, que fue el tercero en registrarse durante la jornada, se diferenció de los anteriores por su duración y potencia. Según datos suministrados por el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres), el epicentro se localizó a 108 kilómetros al noroeste de la capital riojana, a 167 kilómetros de San Fernando del Valle de Catamarca y a 37 kilómetros al norte de la localidad de Famatina.
De acuerdo al INPRES, el primer movimiento sísmico se registró a las 12:47, el segundo, a las 12:54, y el tercero y el de más magnitud fue a las 13:04 de este 1° de mayo.
Desde las primeras horas de la mañana se habían registrado movimientos menores. El primero se dio a las 11:47 con una intensidad de 2,7 grados y a una profundidad de 117 kilómetros. Apenas siete minutos después, otro de 2,8 grados se percibió, esta vez a 129 kilómetros. Sin embargo, fue el de las 13:04 el que causó mayor preocupación, inicialmente estimado en 5,5 pero luego corregido a 5,9.
Pese al susto generalizado, no se registraron víctimas fatales ni heridos de gravedad. Algunas personas fueron asistidas en hospitales por cuadros de nerviosismo. Defensa Civil confirmó derrumbes en el cerro ubicado al norte del distrito Campana y también en la parroquia Santo Domingo. En ciertos sectores, viviendas de adobe resultaron afectadas y se reportaron cortes de energía eléctrica.
Oliva agregó: “No tuvimos que lamentar víctimas, gracias a Dios. Pero el miedo fue muy grande, sobre todo en la gente mayor. Todavía hay quienes no pueden dejar de temblar”.
Este sismo es el más intenso que afecta a La Rioja desde el año 2002, cuando un temblor de 6 grados con epicentro en la Sierra de Mazán provocó severos daños estructurales en viviendas precarias.
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